jueves, 26 de noviembre de 2015

...Estaba de parranda!

   Pues sí, pues sí: aunque llevaba varios siglos sin subir nada al blog no estaba muerta (estaba de parranda por ahí). Pero bueno, tengo complejo de yo-yo y siempre vuelvo por mucho que desaparezca.

   Bueno, pues siguiendo con el tema museos, resulta que hace poco fui al MAC  de Barcelona (al Museo de Arqueología de Cataluña, vamos) e hice una visita... algo exprés.
Resulta que el MAC tiene algunos días de puertas abiertas (apunten: 12 de febrero, 23 de abril, 18 de mayo, 11 de septiembre y 24 de septiembre) y también días de entrada gratuita (el último martes del mes), y allá que nos fuimos. Vale, nosotros fuimos el día gratis, y por eso tampoco llegamos muy en hora... Salimos de la Vila a las cinco, llegamos allí a las seis menos algo y resulta que cerraba a las siete. Pero no nos rendimos! Entramos dispuestos a una visita digna de Speedy González en vez de volver otro día como personas normales (menos mal que ya le habíamos hecho alguna que otra visita antes).

   Antes de nada, está al ladito de Plaza España y entonces, claro, se puede llegar facilísimo. Desde Plaza Cataluña solo hay que coger el metro (con la línea roja hay que bajarse en Espanya i Poble Sec, y con la verde, la parada es Espanya [uso siempre la verde]).
Y el horario es como de cualquier museo, abre de martes a sabado con horario de jornada completa (9:30-19:00) y domingos y festivos a media (10:00-14:30).
Para más información pincha aquí.

   Es un museo bastante visual, y la verdad es que me gusta como han manejado algunos temas. Por ejemplo, en lo que se refiere al viaje hacia el Homo sapiens (en la primera sala)  nos enseñan un esquema del proceso evolutivo con una serie de cráneos (y con un dibujito encima para ubicarse bien). Lo más simpático es que cuando llegan al homo sapiens hay un espejo para, pues bueno, ver un espécimen en vivo y en directo.

martes, 29 de septiembre de 2015

Y otra de Museos: Ca n'Olivé.

   Es marca de la casa llegar tarde, mal y arrastro, pero creo que con lo que traigo hoy me he superado... Hace 4 meses en Arqueología Prehistórica (una asignatura del segundo semestre que hice el año pasado) nos llevaron de visita a un Museo sobre Íberos construido al lado del poblado estudiado (uniéndose todo por una valla que lo convierte en un solo recinto) y como hace unos días hacía un mini comentario sobre el Museu d'Història de Catalunya , pensé que quizá podría reciclar el comentario que le hice en su momento.

   La visita consistía que nos iban enseñando las distintas estancias del museo, después ver la exposición y finalmente echar un vistazo por las excavaciones del poblado.
Para empezar, cuando llegamos lo primero que mencionaron en el discurso que tenían preparado era una felicitación por haber conseguido llegar y no es para menos, pues no hay señalización en ningún punto de la ciudad en la que está (hasta escasos 100m del propio museo). Nos dijeron que la señalización estaba en trámite de ser solucionada, y no se cuanto pueden tardar estas cosas pero dejo en el aire que el museo se inauguró en 2010.
Además, el día que me tocó desplazarme hasta allí suponía que al ser un museo municipal estaría señalizado por el propio ayuntamiento o incluso por la Diputación de Barcelona (pero bueno, ya se sabe el caso que le hacen los organismos oficiales a los asuntos patrimoniales)
Con todo, se puede presentar el proyecto de señalización de manera independiente a la Jefatura Central de Tráfico o a un Organismo Autónomo.

   En fin, aparte de que que no haya señales por ninguna parte, la propia web de Ca n'Olivé no tenía información concreta sobre como llegar. Bueeeeeno, en realidad para llegar en coche (vehículo privado) te lo explican fetén, pero para los que nos tenemos que mover con transporte público no había mucha ayuda, pues te indicaban una serie de líneas de tren y autobús sin indicarte nada (ni parada, ni nada de nada). De hecho comprobé a las malas que varias de las líneas que mencionaban en la web no pasaban por allí, o al menos los conductores a los que tuve que preguntar no tenían ni idea de qué les hablaba (claro, es que si no me dicen cual es la parada la cosa se va complicando).
Al final tuve que tirar de Google Maps. Y gracias de que siempre salgo una hora antes por lo que pueda pasar.

   Cambiando ya de tema, el aprovechamiento del espacio es la máxima en éste edificio, de hecho,

lunes, 28 de septiembre de 2015

Un país de colorinchos

   Ayer era día de elecciones aquí en Cataluña (famoso 27S) y como derecho y obligación (espero y supongo) que todo el mundo fue a votar. En mi caso, al no estar empadronada aquí no pude participar (bueno, si participase no daría pie con bola porque tengo una desconexión general en el tema de la política de Cataluña. Sólo estoy de paso aquí y no es mi derecho opinar en este tema).
En fin, el tema es que hoy, ya al día siguiente, la gente proclamaba por ahí que ya eran un nuevo país de luz y de color. Yo la verdad es que aún no tengo muy claro que supondría la independencia... ¿Voy a pasar de vivir en España a en un nuevo País? ¿Voy a obtener educación internacional? ¿O mi grado va a dejar de valerme fuera de aquí? -¿Va a salirnos más como "La unión de los Catalanes hizo su fuerza" o como "Divide y vencerás"?

Solo el tiempo lo dirá. Y pase lo que pase, estamos en una de esas fechas que se está generando historia activamente (bueno, más que otros días) y me parecía un crimen no decir nada.

En fin, no sé cómo sentirme si Cataluña se independiza... Si ellos quieren, así se hará (que ahora nadie se ponga a apedrearme, no estoy ni en contra ni a favor. Sólo soy espectadora).
Aunque una parte de mí ya no podría sentirse orgullosa de pertenecer, aunque sea un poco a esta tierra.
-... Si les sale bien pienso reivindicar el Antiguo Reino de Galicia...-

domingo, 27 de septiembre de 2015

La mercè. El retorno.

   Ayer contaba en ésta entrada la primera parte de lo que fue mi Mercè, pero me dejaba en el tintero (creo que) la mejor parte del día.

   Resulta que el Museo cerraba a mediodía, esto en principio no era un problema, pero por la tarde SÍ cobraban y como necesitaba reservar las pocas pelas que llevaba para comprar algo para bebe durante el día (cuestión de prioridades), pues tuvimos que huir (aunque no sin antes responder a una encuesta sobre el museo a un guía armado con una tablet. Todo muy moderniki).

Todo muy internacional en el kiosko de donde salieron estas latas
(Nunca había visto Fanta de Mango-Maracuyá).

   Después de salir del museo iniciamos una peregrinación hacia Parc de la Ciutadella con la intención de comer tranquilos (el tupper manda), craso error, porque como era de esperar por gente con más dedos de frente que nosotros, estaba petado. Aún así encontramos un sitio agradable a la sombra y allí que nos quedamos hasta las cuatro. Nosotros no montamos en nada, pero había un montón de "atracciones" y actividades (nos quedamos intrigados con el planetario, pero una cola de una hora no entraba en nuestros planes).
De allí que nos fuimos, vagabundeando un poco, hasta que llegamos a unas casetas en la Paseo de Gràcia que resulta que eran un mercado de libros de segunda mano (aquí no me pude resistir, cayeron dos porque, para mi asombro había bastantes libros de arqueología-> Plan de ahorro fracasado). 
Pero el plato fuerte del día fue la Cavalcada de la Mercè, que es como un desfile de monstruos y gigantes, de los que precisamente vi una muestra en la visita al Palau de la Virreina (que mencioné aquí).
Tantas vueltas que dio, miedo me da la pobre persona que iba dentro.
Me recordaron bastante a los mómaros de Betanzos.

   El acto empezaba sobre las seis y teóricamente acababa una hora después, pero como pasa siempre, la teoría y la práctica no se corresponden.
Al principio

sábado, 26 de septiembre de 2015

La Mercè. Parte I.

   Hace unos días fue la Mercè aquí en Barcelona. ¿Qué es la Mercè? Pues nada, a resumidas cuentas es la fiesta mayor de la ciudad de Barcelona y  se aprovecha para montar casetas, hacer conciertos y en general para hacer fiesta y fiesta y fiesta (dura del 18 al 24 de septiembre, vamos, que da para fiesta larga).

   Como en otra vida debí de nacer Ficus, no tenía intención de salir de mi cueva de ermitaña para ir a ninguna parte esta semana - aunque en mi defensa diré que mi primera experiencia en la Mercè (el septiembre pasao, vamos) no fue muy buena (esas cosas de ir con tu compañera de piso y que a la hora y media de llegar se vaya a casa de un tío y tú te quedes sola ante el peligro, esperando un nitbus que nunca llegó y finalmente llegando a casa con el primer tren, sí sí, ese de las cinco de la mañana).
Pero en fin, como las cosas nunca me salen como las planeo, al final me prometieron que los museos permitían libre entrada el día 24 y allá que nos fuimos.
   El museo elegido fue el Museu d'Història de Catalunya (yo quería aprovechar para ir al acuario porque en día normal te clavan 20 euros por persona, peeeeeero resulta que es una entidad privada y ya se sabe que pueden hacer lo que les de la gana lease mantener el precio. Pues nada, que no hubo pececitos).  Por cierto, tienen página web y se pueden ver partes de las exposiciones (temporales y permanentes), cómo llegar y toda la pesca (pincha aquí para acceder).
El camino fue un poco como la Odisea. Subimos en la línea S2 de Ferrocarrils Catalans y más que en un cercanías  parecía que íbamos en el Orient Express. Cuando una hora después de lo que pretendíamos llegamos al fin a Plaza Catalunya,  que estaba petada, no de gente (bueno, sí, de gente también) sino de casetas de agrupaciones, de tiendas, una protectora de animales (crueldad animal conmigo es que no me podía llevar ninguno) e incluso había una agrupación de gaiteiros.

Xestas e Toxos (Según ellos Chestas e Toxus) en Plaza Cataluña.
Foto de Jelen.

      En fin, que fuimos caminando hasta Urquinaona (a 5 minutos) para coger la línea amarilla del metro para llegar a la parada de la Barceloneta (también se puede llegar usando la línea roja, pero si la amarilla estaba a rebosar yo no me quiero imaginar la otra). Y nada, que

sábado, 19 de septiembre de 2015

Esto sí que es un Manifiesto Delirista.


    Barcelona... Reconocida merecidamente como ciudad global: como dijeron El Catarres en una de sus canciones, "La capital de la tendència". Y no se equivocaban, es el punto donde se concentra lo vintage, lo hipster, los festivales y en resumen, toda la "Modernez".
En alguna entrada la mencioné como una ciudad un poco hostil para el que desembarca de improviso, pero bien es sabido que sarna con gusto no pica.

   ¿A qué viene esto? Pues resulta que gracias a ser una ciudad tan increíblemente grande, también acoge un gran número de actividades, eventos y exposiciones que las lampreas culturales como yo podemos aprovechar. De lo que quiero hablar en esta entrada es del Proyecto Efímera, una especie de exposición temporal creada por uno de estos símbolos de la Modernez: Love of Lesbian (un grupo en plan indie con letras en español).
No es un secreto que sea fan de este grupo (ejem, la gente creía que Ana y yo éramos pareja sospechosamente después de empezar a usar merchandising de Love of Lesbian, ejem) y resulta que pasando el rato en Instagram me infecté con la viralidad de la noticia de que habían hecho una especie de exposición. La verdad es que no seguí mirando opiniones, fotos y demás porque prefería que fuese una sorpresa, así que cuando ayer bajé del tren y empecé a caminar por La Rambla (está expuesto en la Terraza de Arts Sta Mónica, vamos, en La Rambla tirando al final) no sabía muy bien qué me esperaba. De hecho, y como soy un ser bastante dispersa, antes de encontrar el sitio de la exposición que quería ir a ver me metí en el Palau de la Virreina (también en La Rambla) que resulta que tiene una exposición con Gegants y monstruos de Correfoc donde hay unos paneles que te van explicando los distintos personajes que están presentes (a mi personalmente me recuerda por una parte a los Gigantes y Cabezudos de Galicia y por otra a la Coca -de cocodrilo, es

sábado, 12 de septiembre de 2015

Homo Naledi

   Hace unos días saltó la noticia de que había sido descrito por primera vez una nueva especie de Homínido y aunque al principio pensé que sería una noticia algo sensacionalista de algún periódico. Pero no, resulta que efectivamente en octubre de 2013 se descubrieron restos del que han llamado Homo Naledi (que en Sotho significa 'estrella' y hace referencia al lugar del yacimiento) en la cámara Dinaledi del sistema de cuevas Rising Star.

Fotografía de elifesciences.org.

   Se encontraron más de 1550 huesos. 15 individuos. Al parecer tiene rasgos  primitivos como una caja torácica con forma de pirámide (el nuestro tiene forma de barril), la pelvis, los miembros superiores y el fémur proximal; pero también más humanos en tobillos y pies.
  Como yo no me explico nada bien y no le hago justicia al artículo podéis leerlo completo (aunque en inglés) en eLife (pinchando aquí).

   La verdad es que ya iba siendo hora de que hubiese una buena noticia para alegrar un poco el panorama después de todos los restos arqueológicos que se están cargando por el Mundo.
Es emocionante el pensar que has sido contemporáneo de un descubrimiento así. Todos los días se genera historia, pero hay días que la humanidad realmente se esmera.

Pedir peras al olmo.


  Hace unas semanas acompañaba a Ana en una de sus expediciones en busca de un piso nuevo para que viva este año y hubo un mantra que se repitió a lo largo de toda la conversación con la inmobiliaria: "No, con perro es muy difícil encontrar nada". 

   Para ser sincera no me sorprendió, estamos acostumbrados a vivir en un lugar donde en cada esquina hay un "Aparcamiento de Perros" (que se respalda con caricaturas caninas que rezan la frase "Yo me quedo aquí") pues las mascotas no se permiten en la gran mayoría de establecimientos.
Un ejemplo que a muchos sonará es que todos los años a partir de mayo tengo que dejar de pasear a mi perro por las playas bajo la premisa de que éstos ensucian las playas y que en ésta época del año éstas han de estar reservadas para el uso humano. La mejor parte viene cuando tú (sólo tú y sin tu perro) estás en la playa y no paras de ver colillas, botellas, latas, compresas e incluso pañales (entre otras muuuuchas cosas). Yo por ahora nunca he visto a ningún perro fumador.

   Pero la gota que  para mí colmó el vaso llegó cuando éste verano se empezó a poner de moda que la "gente" dejase veneno, comida con clavos, embuti

miércoles, 9 de septiembre de 2015

Volver... con la frente marchita.

   Hace nada recogía mis bártulos para pasar el verano en Galicia y parece mentira, pero el tiempo pasa y aquí estoy con mis maletas de nuevo pisando tierras catalanas.
 
   Es un curso nuevo y con él llegó un piso distinto. Como dije hace unas cuantas entradas decidí que abandonaría por completo la idea de compartir casa con desconocidos, por eso, al no poder enfrentar el pago de un piso muy grande para mí sola por los alrededores y por ahorrarme el levantarme una hora antes para ir a clase (en realidad creo que el factor que me hizo decidir fue éste y no el alquiler. La vagancia manda)  llegué a la conclusión de que mejor me quedaba un año más en la residencia, eso sí, cambiando el tipo de piso, alquilando ahora una tipo D para dos personas, en vez de una tipo T para tres personas (porque aunque el año pasado nos quedáramos en dos, no creo que volviese a pasar nada parecido).



   El cambio sinceramente creo que ha sido para mejor: la compañía es elegida (sabes lo que hay y hay confianza para ponerse serio con las tareas de la casa) y el apartamento, aunque sea más pequeño y se le vea algo más cascadito (el anterior se veía usado, pero este gana) tiene mucha luminosidad y la habitación principal es mucho más amplia que la anterior (eso sí, aún así no es apto para claustrofóbicos, porque consta de una habitación/salón/despacho/etc, un baño y un pasillo/cocina/armario. Vamos, que no es un sitio donde puedas montar una macrofiesta).

martes, 25 de agosto de 2015

Qué llevar a una excavación arqueológica.

   En la entrada anterior hablaba de mi primera experiencia real en una excavación arqueológica y resulta que el día antes de ir no sabía muy bien qué meter y qué no en la mochila (aunque me guste bastante hacer las cosas de manera improvisada, me vuelvo loca a la hora de hacer las maletas. Incongruencias del ser humano), de hecho, andaba dando vueltas por mi casa dudando de si coger tal cosa o no, por eso, y para redimirme un poco por la exageradísima longitud de mis entradas anteriores hoy traigo una lista de cosas que en mi opinión son necesarias para alguien que vaya a trabajar en una excavación arqueológica, a ver si así puedo ayudar a quienes vayan a tener su primera excavación (yo creo que siempre hay dudas sobre qué llevar, la primera vez que vas a hacer algo).
   La idea de esta lista es llevar lo necesario sin ir cargado para que así quepa en la mochila más pequeña posible.

   Para empezar una cosa que a mi jamás se me hubiese ocurrido (y me dieron allí en la excavación) es la mascarilla; es muy útil para cuando barres una zona, sobretodo si le tienes alergia a todo como yo... En cuanto me dieron la mascarilla santo remedio, no volví a sufrir la alergia.

Éste es el tipo de mascarilla del que hablo

   Si eres escrupuloso y no te gusta beber del mismo sitio que los demás, yo aconsejo llevar una cantimplora (además nunca se sabe si va a haber garrafas de agua).

   Continuando con lo obvio,  es indispensable el neceser con los útiles normales de aseo:

¡Peinando piedras al fin!!

   Hace unos días hablaba de que había ido a un Campo de Trabajo, concretamente, de la modalidad de Arqueología; y nada, resulta que era la primera vez que  excavaba.

Felices, pero rebozadas en tierra.


   A ver, esto no es así del todo, es decir, en las prácticas de la universidad sí que te llevan por ahí de paseo a ver excavaciones (bueno, que narices, no te lleva nadie, tienes que llegar tú), pero vamos, que íbamos a recibir unas explicaciones (¡ah! y una vez nos hicieron una práctica de dibujo arqueológico, que no se en qué modalidad encuadrarlo) y amén, te das con un canto en los dientes. Vamos, que de lejos, yo he tenido más prácticas de laboratorio que de campo, aunque es cierto que una vez (en Torre de Llauder) nos dejaron rascar un poco con los paletines, pero poco más.

lunes, 24 de agosto de 2015

Guía para acceder a un campo de trabajo

   En la entrada anterior hablaba un poco de mi experiencia en el Campo de Trabajo Internacional del Castro de Socastro en Rois, ahí también quería hablaros de cómo es que se accede a estos campos de trabajo, pero estaba viendo que me estaba pasando bastante con la extensión (soy muy dada a enrollarme como una persiana y pasa lo que pasa) y decidí que era mejor dedicarle una entrada a parte para que fuese más fácil.

   Pues bien, para empezar, el proceso es muy sencillo para acceder a cualquier campo de trabajo en el territorio español pero ésto no significa que sea igual para todo el panorama. Como mi caso particular es en Galicia será el proceso que explique.

domingo, 23 de agosto de 2015

¿Trabajar en Verano?

  Según he podido darme cuenta al hablar con la gente dentro de las muchas clases de personas podemos dividir el mundo en dos: Aquellos que en las vacaciones prefieren convertirse en monjes de clausura y no salen de sus dominios, y aquellos (que como yo) no pueden estarse quietos.

   Cuando estás en segundo de bachillerato todo el mundo te anima diciendo que ése será el verano más libre de tu vida pero yo discrepo, el más libre sin lugar a dudas es el de primero de carrera (carrera, ciclo, ya me entendéis). En el de bachillerato no paras de preocuparte por cosas como a qué universidad irás, de hacer la matrícula y en general de comerte el coco; sin embargo, el verano siguiente nanai.
   En mi caso, el verano ya empezó con San Juan, que es una fiesta que no se que tiene pero que siempre me ha encantado, no sé, tiene tradicionalmente un aura de magia que a mi me encanta (aunque en mi familia lo celebramos dejando de lado la tradición cristiana, nosotros somos más de hacer la lumeirada-hoguera- y simplemente seguir la tradición).

Últimos coletazos de mi lumeirada
 
   Después estuve una semana en las tierras de las jutías y los manatíes, a la que sobreviví sin quemaduras de sol (no como mis pobres acompañantes).
Cuando volví tuve una semana o dos de aburrimiento en casa (aunque que nadie me malinterprete, las mañanas las aproveché divinamente durmiéndolas todas) y luego tocó ir a lo que es el eje central de la entrada de hoy: Un Campo de Trabajo.

Últimos días en Barcelona

   ¡Después de casi dos meses de inactividad volvemos a la carga!

    En mi caso el principio del verano fue un chou (un show para los entendidos en inglés).
Decidimos qué día volveríamos a casa: el 22 de junio para llegar a tiempo al San Juan (no creo que haya ningún coruñés que pase sin celebrarlo), y la idea era guardar todo lo posible en Barcelona y lo restante meterlo en el coche de mis padres (que caritativamente vendrían de chófer).
Empezamos a guardar cosas en casa de amigos (especialmente  las equipaciones de jugger, que se quedaron en casa de un amigo ya que en el coche no cabían).
Nos enteramos de que la residencia donde vivo tenía un servicio de consigna que a decir verdad es muy fácil de utilizar. En mi caso como me cuestiono todo lo cuestionable (y quizá un poco más), me acerqué a las oficinas de la residencia  a preguntar por si acaso me estaba olvidando de algo y me explicaron el proceso: primero tienes que hacerte miembro del club de residentes, y luego tienes derecho a guardar 5 cajas que tienes que transportar tú mismo a unos de los bajos de la residencia.

   Pues allá que fui una semana antes de marcharme (no soy muy previsora en éstas cosas) a hacerme socia, para eso tienes que llevar el DNI y saber en que piso vives, pero además también te hacen pagar 5 euros, que vosotros diréis que no es mucho, pero si lo miras desde la perspectiva de que los mismos ya te están cobrando el alquiler mensualmente... Pero lo que a mí me supuso un "problema" no fue eso, sino que las medidas de las cajas que debes utilizar no están delimitadas y te dicen que "no deben ser muy grandes, pero tampoco muy pequeñas" cuando preguntas qué tamaño deben de tener... En fin, en mi caso conseguí tres cajas, y a mayores utilicé un carrito de compra y una maleta.

Puede parecer que ahí pueden caber un montón de cosas, pero no.

domingo, 14 de junio de 2015

3...2...1... ¿Qué es Jugger?


      Marcharte a un sitio nuevo es complicado, tienes que dejar atrás algunas cosas, sean familia, amigos o aficiones.
Lo que hoy quería tratar es una mezcla de todo eso (ay, cómo gusta el drama en mi casa). Vamos, hoy quería hablar sobre un deporte que está creciendo bastante en España: el Jugger, por culpa del cual me costó bastante irme a Barcelona (porque además de dejar atrás a las personas que había conocido en este deporte en Coruña, resultaba que en la Ciudad Condal hasta hace poco -aproximadamente septiembre de éste año...- no jugaba nadie).

      Bueno, y como una imagen vale más que mil palabras...

(Saqué esta foto en el Torneo Xabaril 2014 de Santiago y explica bastante bien de qué va la cosa)

viernes, 12 de junio de 2015

¿Qué pasa cuando llegas?


      Es difícil adaptarse a un sitio nuevo cuando llegas por primera vez, al menos en mi caso. Me di cuenta por las malas de que no es lo mismo estar dos semanas de vacaciones en Barcelona (o en la China, o vamos, en cualquier parte) que tener que vivir ahí, en el primer caso todo (por norma general) son buenas experiencias y buenas impresiones, buena gente y en definitiva, sólo estímulos positivos; el segundo caso es... hostil.


(Las primeras visitas siempre traen sorpresas, todo es interesante. Hay arte, monumentos... Barcelona imanta)


      En mi caso yo llegué con mucha ilusión, ya había estado aquí antes y había visto las cosas más típicas y no me podía quejar, incluso me había gustado: la trampa estaba en que en ningún momento de mi primer viaje a Barcelona (años antes de saber que el universo me iba a arrastrar hasta allí) salí de mi burbuja (de hecho visité la ciudad en compañía de Ana y las respectivas hermanas mayores que se encargaban de todo), es decir, nunca me tocaba a mí esforzarme por comunicarme, ni pelearme con los mapas, ni nada; con lo cual volví a mi casa pensando que Barcelona era el mejor sitio para visitar. Pero la verdad es que cuando te toca viajar más de mil kilómetros para enfrentarte tú solo a una ciudad nueva las cosas no son de color de rosa.

miércoles, 10 de junio de 2015

¿Compartir piso? NUNCA MÁIS

     Salir de casa de tus padres, casi independizarte, es comenzar una vida nueva. Te dices a ti mismo que ahora serás como tú eres, conocerás a mucha gente nueva y lo mejor de todo: vivirás lejos de tus padres.
     Suena utópico: vivir fuera del "yugo" de tus progenitores. Y de hecho no te lo crees hasta que llega el día de hacer la maleta con todos tus trastos camino de tu nuevo pisito. Y suele ser ese día cuando comprendes el alcance que va a tener este cambio, pues al menos en mi caso, el irme a vivir a Barcelona era una idea que supe que se realizaría a principios de verano pero que sólo fue real cuando el último día decidí juntar a un puñado de gente para decir adiós (y no sin una enorme ración de drama).

      Bueno, dejando de lado que me suelo ir bastante por los cerros de Úbeda... Vuelvo al tema: que sí, que piso nuevo, vida nueva pero hay una cosa clave dentro de cada vida nueva y es quién va a estar en ella, es decir, ¿vas a compartir piso? ¿Y con quién?
Vale, creo que se puede ver por el título de esta entrada que la expectativa se estrelló violentamente contra la cruda realidad (de ahí el tan de nuestra tierra NUNCA MÁIS).
Por cosas del universo, una de nosotras decidió compartir piso con compañeros de toda la vida, y la otra se lanzó a lo kamikaze a probar suerte con totales desconocidas a ver cómo iba la cosa.

      Mi caso fue el del cambio radical, estaba empezando una vida nueva y allá donde iba no tenía ningún conocido (aunque más tarde me enteré que eso no era del todo cierto, pero era ya demasiado tarde), y como Barcelona no es Santiago y no es tan fácil encontrar un estudio individual para poder vivir solo, suele tocar compartir piso a menos que tengas más pelas que el tío Gilito y no te de pena gastarlas (vamos, que te la clavan, pero si compartes os la clavan a varios y como sale a repartir duele un poquito menos).

lunes, 8 de junio de 2015

La decisión de Ana Acción Veiga

¿Qué hacer cuando no sabes qué hacer? Ésta podría ser la pregunta de mi vida... o quizá con ¿qué hacer? me basto. Como buena gallega, soy indecisa hasta el punto de depender del depende... además soy extremadamente vaga, nunca he encontrado nada que me guste como para hacerlo en cualquier momento, nada que si tienes que hacerlo, lo hagas porque te apetece; claro está que tampoco lo he buscado. 
Así llegué a bachillerato, sin saber qué era eso que me gustaría ser para, por lo menos, la mayor parte de mi vida. Mejor dicho, creyendo que mi deseo era estudiar matemáticas, porque se me daban bien y eran entretenidas (al menos para mí), y terminar dando clase a adolescentes intentando que no las odiaran. A pesar de no estar muy segura de ello, lo elegí como futuro, aún pensando en la posibilidad de que me gustaran, al igual que otras materias (no sólo de ciencias), más por los profesores que por la temática y temiendo cometer un error fatal al escoger ciencias y no letras, olvidándome de mixtas y del bachillerato artístico por razones no del todo desconocidas pero tampoco muy claras...
Terminé en el bachillerato de ciencias puras, lo cual... no acabó bien. Los problemas se fueron sumando hasta que "acabaron" conmigo. Para empezar, he odiado, desde que entendí el concepto, el sistema de educación, nunca entendí su porqué, ni tampoco porqué quería entrar en él, lo de ser profesora bajo ese sistema no me apetecía... entonces, ¿qué iba a hacer con mi carrera de matemáticas? No pertenezco al grupo de estudiantes a los que no les importa estudia o, incluso, les gusta, así que trabajar de matemática, teniendo que seguir estudiando mientras viva de ello, tampoco me tenía muy buena pinta. Empezaba en primero a dudar de mi destino y este murió con la llegada de una sustituta de mi profesor de matemáticas ese mismo año.
Sin destino, intenté buscar otros y me empezó a interesar arquitectura, era la carrera de mi tío, tenía dibujo técnico, algo que también me gustaba y parecía la única carrera válida para mis gustos. Pero bachillerato seguía mientras yo no tenía un destino y he de recordar a quien lea esto que soy vaga, muy vaga. El bachillerato no es ninguna tontería, hay que estudiar, hacer deberes, y en general, trabajar; y para mí, queda mal que lo diga, era algo nuevo, había trabajado y estudiado antes, pero nunca con verdadero esfuerzo y la pereza, vieja amiga, siempre me ganaba cuando lo intentaba. Esto empezó a dañarme mentalmente, quería hacer, pero a la vez no quería, pudiera o no.

¿Cómo puede uno despertarse en Galicia y acostarse en Cataluña?


Bueno, escribo ya mirando bastante hacia atrás...

      Un día de septiembre ya del año pasado me desperté de buena mañana y tuve que empaquetar todo lo que fuese importante y cupiese en el maletero de un toyota (que no sé cuantos modelos habrá, pero doy fe que el que tenemos en mi casa tampoco es que sea muy grande) y así empezó mi viaje a Barcelona para empezar una etapa nueva...
      A ver, es verdad que no nos fuimos de buenas a primeras, eso es bastante peliculero...
En realidad todo empezó una vez terminada la Selectividad (que en mi caso, fueron las de 2014), mi idea desde pequeña era hacer medicina o biología, pero ¡sorpresa! La vida no siempre va como tú quieres que vaya, y puede que aunque en el instituto y en bachillerato se te de muy bien la biología puede que las matemáticas y la física sean tu cruz.
Bien, como se puede suponer, mi caso era éste, y aún teniendo que pelearme con los números siempre cursé la opción de estudios que me dejase abierta la puerta a mi idea original (vamos, que por intentarlo no sería; aunque hay quien dice que fue más bien por tozuda). al final, de donde no hay no se puede sacar (al menos en mi caso, porque soy bastante obtusa con las matemáticas) y después de una época un poco... turbulenta, con muchos muchos números (cuando digo muchos, es todos los días de la semana al menos una o dos horas de matemáticas, química o física, que aumentaban de manera inversamente proporcional al tiempo que me quedase antes del siguiente examen) y mucho sufrimiento. En mi caso, absurdo porque siendo realistas, yo no iba a ser una de esas excepciones que inspiran películas donde todo sale bien justo antes de los créditos; al final la cosa quedó en una decisión de última hora: No iba a presentar matemáticas ni química (en segundo de bachillerato ya me había librado de física) a Selectividad.

      La cosa fue bien (incluso me atreví a presentarme a alguna asignatura que no había cursado en bachillerato) y sólo quedaba saber qué hacer con mi vida.

¿Por qué Bellotas y por qué Indomables?

      La idea de este blog es que la vida no es de color de rosa, no estamos dentro de las típicas películas americanas de final feliz  y a veces las cosas se tuercen. El que no salgan como te esperas no es el fin del mundo, pero siempre viene bien contarlo...

      Bellotas Indomables... Es un nombre que a priori no llama mucho... Parecen dos palabras pero no: Resulta que las bellotas, o mejor dicho, los robles, son una planta que tras todos estos años de evolución los seres humanos no hemos sido capaces de domesticar (¡las bellotas nos pueden!), y si algo tan pequeño como una bellota es capaz de revelarse contra toda la humanidad (cosa que plantas como el maíz, el trigo o los pistachos; y animales como caballos, lobos e incluso nosotros mismos no hemos sido capaces de lograr), ¿por qué nosotras no podríamos ser indomables como lo son las bellotas?