domingo, 23 de agosto de 2015

¿Trabajar en Verano?

  Según he podido darme cuenta al hablar con la gente dentro de las muchas clases de personas podemos dividir el mundo en dos: Aquellos que en las vacaciones prefieren convertirse en monjes de clausura y no salen de sus dominios, y aquellos (que como yo) no pueden estarse quietos.

   Cuando estás en segundo de bachillerato todo el mundo te anima diciendo que ése será el verano más libre de tu vida pero yo discrepo, el más libre sin lugar a dudas es el de primero de carrera (carrera, ciclo, ya me entendéis). En el de bachillerato no paras de preocuparte por cosas como a qué universidad irás, de hacer la matrícula y en general de comerte el coco; sin embargo, el verano siguiente nanai.
   En mi caso, el verano ya empezó con San Juan, que es una fiesta que no se que tiene pero que siempre me ha encantado, no sé, tiene tradicionalmente un aura de magia que a mi me encanta (aunque en mi familia lo celebramos dejando de lado la tradición cristiana, nosotros somos más de hacer la lumeirada-hoguera- y simplemente seguir la tradición).

Últimos coletazos de mi lumeirada
 
   Después estuve una semana en las tierras de las jutías y los manatíes, a la que sobreviví sin quemaduras de sol (no como mis pobres acompañantes).
Cuando volví tuve una semana o dos de aburrimiento en casa (aunque que nadie me malinterprete, las mañanas las aproveché divinamente durmiéndolas todas) y luego tocó ir a lo que es el eje central de la entrada de hoy: Un Campo de Trabajo.



   Ya lo dije antes, aunque me guste mucho el rollito siesta y a veces sea bastante ermitaña, en verano me gusta hacer cosas porque si no empiezo a aburrirme (y deseo cosas como que empiece el curso cuando llego al máximo nivel de desesperación) y este año decidí apuntarme a un campo de trabajo.
Que ¿qué es? Pues es una especie de campamento para gente de hasta 30 años o así donde te ponen a hacer una tarea concreta (que eliges al elegir a dónde quieres ir).
   En mi caso la temática estaba clara: Arqueología. En un principio intenté ir a alguno por Cataluña, pero allí se habían cubierto las plazas para mujeres (sí señores, hay distinto número de plazas para mujeres que para hombres) y me puse a buscar uno en Galicia a ver si había suerte; al final, resultó que tuve la suerte de que sí que existía y que el plazo se abría al día siguiente de yo dar con la página en la que tienes toda la información (siendo para galicia ésta: http://xuventude.xunta.es/oferta-campos-de-traballo-en-galicia.html). Y así mis acompañantes y yo reservamos plaza (en el caso de Galicia es llamando por teléfono, pero haremos más adelante una entrada hablando del proceso) y así fue como acabamos el primero de agosto en Rois con muchas ganas de excavar!

   Llegamos al lugar indicado pasadas las cuatro de la tarde, era un pabellón de un colegio y sería nuestra casa para los siguientes 12 días. Lo primero que tienes que hacer al llegar es darle tu nombre a los guías y que te expliquen un poco, y por supuesto, correr para buscarte un buen sitio para dormir (en nuestro caso, en unas colchonetas de gimnasio) y después de esto, al menos en Rois, te dan tiempo para que explores el pueblo y conozcas a tus compañeros.

   No voy a mentir, los comienzos son duros (al menos para mí) y nunca soy capaz de hablar mucho con personas que acabo de conocer, aún así entablamos una conversación y nos conocimos todos los voluntarios que íbamos a trabajar en la excavacion: seis gallegos, un cubano, dos valencianos, dos zaragozanas, dos cordobeses, una estonia, una italiana y dos francesas.Muy internacional, como debe ser, porque no sé a vosotros, pero a mi me gusta mucho conocer gente de otros lugares.
El tema compañeros por descontado es un punto positivo a los campos de trabajo, conoces mucha gente distinta, con intereses y ocupaciones muy distintas (conocimos ingenieros aeronáuticos, ings. de telecomunicaciones, restauradores, arqueólogos, biólogos, filólogos...) y al final se acaba haciendo mucha piña, de hecho, acabas conociendo más a esas personas que a muchos que conoces desde hace años (es lo que tiene convivir).

   Debo destacar que no es necesaria una formación previa para acceder a los campos de trabajo y lo digo porque es algo que me torturaba el día que tenía que reservar plaza, es decir, que da igual que no tengas ni idea o que sepas mucho del trabajo que vas a hacer, porque se van a encargar de explicártelo.

Todos aprendimos a distinguir cerámica


   En mi caso éste campo de trabajo tenía 3 guías (vamos, monitores) que se encargaban de llevarnos en furgoneta hasta el castro o al lugar donde comíamos y cenábamos; y además teníamos 4 arqueólogos que eran quienes llevaban la excavación y se encargaban de explicárnoslo todo.

 Al tener monitores también teníamos actividades (ya que el trabajo de excavar era solamente hasta el mediodía), en éste caso, eran visitas culturales a las ciudades que teníamos cerca, como Padrón o Santiago, aunque también había actividades deportivas al estar el campo de trabajo organizado por una empresa llamada Galipark que está vinculada a las actividades de multiaventura (escalada, paintball, etc).
¡Pese a nuestro vértigo nos atrevimos con la escalada!


   También teníamos la posibilidad de limpiar la cerámica que se iba encontrando en el horario de actividades. Creo que no hace falta decir que es lo que elegí muchas de las tardes, y he de decir que en compañía de los voluntarios y de los arqueólogos se lo pasa uno genial, mucho buen rollo, muchos chistes y que cuando acabábamos el trabajo nos íbamos todos juntos a tomar un algo al bar que hay en Rois y los arqueólogos contaban muchas historias de sus experiencias excavando aquí y allá.

Parte de las tégulas limpiadas en una tarde


   En resumen, para mí ha sido una herramienta para acercarme al panorama arqueológico de Galicia, además de conocer a un montón de gente con la que sigo en contacto (y espero que eso se mantenga en el tiempo), he estado doce días utilizando intensivamente el inglés (¡¡y aprendiendo palabras en estonio, árabe, italiano y francés!!)y por último conocer lo que es una excavación de verdad fuera de las anestesiadas paredes de una universidad.
Recomiendo fervientemente el que si te gusta la arqueología, conocer gente, o simplemente eres una de esas personas que en verano tiene que ocupar su tiempo te apuntes a un campo de trabajo.

¡Todos juntos en amor y compañía!

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