sábado, 12 de septiembre de 2015

Pedir peras al olmo.


  Hace unas semanas acompañaba a Ana en una de sus expediciones en busca de un piso nuevo para que viva este año y hubo un mantra que se repitió a lo largo de toda la conversación con la inmobiliaria: "No, con perro es muy difícil encontrar nada". 

   Para ser sincera no me sorprendió, estamos acostumbrados a vivir en un lugar donde en cada esquina hay un "Aparcamiento de Perros" (que se respalda con caricaturas caninas que rezan la frase "Yo me quedo aquí") pues las mascotas no se permiten en la gran mayoría de establecimientos.
Un ejemplo que a muchos sonará es que todos los años a partir de mayo tengo que dejar de pasear a mi perro por las playas bajo la premisa de que éstos ensucian las playas y que en ésta época del año éstas han de estar reservadas para el uso humano. La mejor parte viene cuando tú (sólo tú y sin tu perro) estás en la playa y no paras de ver colillas, botellas, latas, compresas e incluso pañales (entre otras muuuuchas cosas). Yo por ahora nunca he visto a ningún perro fumador.

   Pero la gota que  para mí colmó el vaso llegó cuando éste verano se empezó a poner de moda que la "gente" dejase veneno, comida con clavos, embuti
dos con pastillas y demás lindezas en los parques, los jardines y las rutas forestales porque "les molestan los perros"(este verano se ha acentuado, porque increíblemente esto lleva muchos años en marcha ).

   La foto a continuación fue tomada en Betanzos, una pequeña ciudad de la comarca de Las Mariñas en la provincia de A Coruña. Ya que está cerca de donde vivo (cuando estoy en Galicia) he pasado mucho tiempo aquí y puedo decir que siempre que he visitado el lugar donde fue tomada ésta foto está desierto (por eso yo me pregunto cómo pueden molestar a alguien).

Foto R. Rodríguez. Sacada de "Betanceiros por el Mundo".
   
   En fin, locos hay en todas partes, pero no deja de ser vergonzoso que cosas como ésta (o similares, como cuando ponen hilos de pescar en las rutas de ciclismo; o tablas con clavos en los bosques, pero ya me voy por las ramas) simplemente pasen y nadie pague...

   Pero en fin, ya para acabar debo decir que no todo es malo y que ya empieza a haber locales donde no te obligan a aparcar a tu mascota en la puerta.


   Yo espero que en algún momento la cosa se normalice y lleguemos al punto de que no sea necesario poner este tipo de carteles, pero claro, cómo se puede pretender que se trate a los animales de otra manera cuando entre nosotros mismos nos discriminamos... Es en verdad pedir peras al olmo.

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