sábado, 26 de septiembre de 2015

La Mercè. Parte I.

   Hace unos días fue la Mercè aquí en Barcelona. ¿Qué es la Mercè? Pues nada, a resumidas cuentas es la fiesta mayor de la ciudad de Barcelona y  se aprovecha para montar casetas, hacer conciertos y en general para hacer fiesta y fiesta y fiesta (dura del 18 al 24 de septiembre, vamos, que da para fiesta larga).

   Como en otra vida debí de nacer Ficus, no tenía intención de salir de mi cueva de ermitaña para ir a ninguna parte esta semana - aunque en mi defensa diré que mi primera experiencia en la Mercè (el septiembre pasao, vamos) no fue muy buena (esas cosas de ir con tu compañera de piso y que a la hora y media de llegar se vaya a casa de un tío y tú te quedes sola ante el peligro, esperando un nitbus que nunca llegó y finalmente llegando a casa con el primer tren, sí sí, ese de las cinco de la mañana).
Pero en fin, como las cosas nunca me salen como las planeo, al final me prometieron que los museos permitían libre entrada el día 24 y allá que nos fuimos.
   El museo elegido fue el Museu d'Història de Catalunya (yo quería aprovechar para ir al acuario porque en día normal te clavan 20 euros por persona, peeeeeero resulta que es una entidad privada y ya se sabe que pueden hacer lo que les de la gana lease mantener el precio. Pues nada, que no hubo pececitos).  Por cierto, tienen página web y se pueden ver partes de las exposiciones (temporales y permanentes), cómo llegar y toda la pesca (pincha aquí para acceder).
El camino fue un poco como la Odisea. Subimos en la línea S2 de Ferrocarrils Catalans y más que en un cercanías  parecía que íbamos en el Orient Express. Cuando una hora después de lo que pretendíamos llegamos al fin a Plaza Catalunya,  que estaba petada, no de gente (bueno, sí, de gente también) sino de casetas de agrupaciones, de tiendas, una protectora de animales (crueldad animal conmigo es que no me podía llevar ninguno) e incluso había una agrupación de gaiteiros.

Xestas e Toxos (Según ellos Chestas e Toxus) en Plaza Cataluña.
Foto de Jelen.

      En fin, que fuimos caminando hasta Urquinaona (a 5 minutos) para coger la línea amarilla del metro para llegar a la parada de la Barceloneta (también se puede llegar usando la línea roja, pero si la amarilla estaba a rebosar yo no me quiero imaginar la otra). Y nada, que
para el Museo que nos fuimos.
Cuando entras se ve como un Centro Comercial, más que nada porque está todo repleto de rampas, ascensores y de escaleras mecánicas (no, pegas por la adaptación del acceso no). Y no sé si siempre es así, pero nada más entrar nos pusieron una pegatina con lo que supongo es el logo de la entidad.

La pegatina, ya algo perjudicada al final del día.
(Y denostada al ser despegada y repegada en un móvil)

Una de las exposiciones permanentes va desde la Prehistoria hasta el 11 de Septiembre de 1714. La verdad es que está bastante bien, y sobretodo entretenida. Está casi casi todo en catalán, aunque bueno, es lógico si es el Museu d'Historia de Catalunya (que por algo es de Catalunya), pero también tienen traducciones en alguna cosa y se entiende bien. Pero sin duda lo mejor de este museo es que hay un montón de cosas interactivas (resumen, que te lo pasas como un enano), como por ejemplo molinos que puedes usar, una reproducción de una armadura medieval que puedes intentar levantar (con dificultad, pero pude levantar los 30 kg de armadura. ¡Podría ser caballero!), puedes montar en un caballo (pero de madera), hay un montón de paneles para girar, intentar levantar un ánfora, asomarte a un reloj de sol, vestir otra armadura... De todo. Lo único que sacaría en plan mal es que hay algunos carteles con erratas y que aunque sea muy interactivo, las explicaciones (casi siempre) te quedan bastante lejos (o si no, son un poco escuetas).


Esa mano de detrás soy yo, dándole como una loca al molino
(y sintiéndome muy protohistórica).
Foto de Jelen.

Nos quedaba media hora y no pudimos vestirla entera, pero el casco que no falte.

No es que la modelo sea muy pequeña, es que el caballo parecía un cruce entre
un mastodonte y un tanque (se les fue de las manos el estilo percherón).


   Otra de las exposiciones es sobre historia moderna y contemporánea y aquí tampoco falta lo de poder jugar con cosas. También hay varios videos e incluso unos paneles que al apretar un botón tienen canciones, poemas, etc. En esta zona también hay escenarios en los que te puedes subir, como una escuela en época franquista o un bar en plan Cuéntame. Y también hay un 600 y una moto (no te puedes subir, pero están genial igual).

Este año he estado en bares poco más modernos que éste. 

Sin bromas, la cocina de mi bisabuela era prácticamente igual
(sin barandilla de seguridad y esas cosas, pero igual).

Una vez vi la foto me di cuenta de que para una escuela de época franquista
llevaba la espalda un pelín descocada de más.

   En fin, el museo está muy bien (aunque hay partes que se quedan un poco escuetas ejem, pobres visigodos, ejem) y como digo, las partes interactivas yo creo que son el mayor atractivo que tiene. Pero debo decir que el ambiente oscuro que crea el museo con todas las persianas bajadas es un poco raro.
Por último, sobre esto sólo tengo que decir que la próxima vez iré con más tiempo (al final tuvimos que verlo en una hora y media) y que no me quedaré otra vez sin ver el Búnker (porque sí, también tienen una reproducción en la última planta).

P.D: lo normal es que la entrada cueste 4 euros (que para ser un museo de Barcelona... not bad, aunque hay días que te sale grátis, sea fiesta (como este caso) o jornada de puertas abiertas (último martes de cada mes, de octubre a junio). Aunque eso de grátis habría que verlo, porque el 24 si volvías por la tarde ya te cobraban...

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